Antracnosis, culpable de producir enormes pérdidas al cultivo.
PAPAYA.
Actualmente, de acuerdo con registros recientes, las pérdidas poscosecha en el cultivo de la papaya alcanzan hasta un 30% siendo la principal causa de estas mermas, el desarrollo de enfermedades sobre la superficie de los frutos. Se ha identificado a Colletotrichum gloeosporioides como el principal problema poscosecha en las diferentes zonas de producción del fruto. Este patógeno es capaz de producir lesiones en las frutas, evitando así que estas puedan ser exportadas hacia otros mercados, ya que no son aceptadas bajo esta condición.
Los daños económicos que pueda provocar esta enfermedad varían según la zona de producción, las condiciones climáticas prevalecientes, la densidad de inóculo, el manejo en campo que se efectúa para su control y de las exigencias del mercado al cual está destinado la fruta. Carica papaya es un fruto proveniente de Mesoamérica y pertenece a la familia de dicotiledóneas conocida como Caricaceae. Su cultivo se ha extendido a todas las áreas tropicales y subtropicales alrededor del mundo, siendo Brasil, Indonesia, Filipinas y México los principales productores de esta fruta.
Las plantas de papaya inician su producción entre los seis a nueve meses de edad, pudiéndose cosechar frutos durante todo el año. Se tarda aproximadamente de ocho a veinte semanas para que la fruta alcance su madurez fisiológica, que es el momento apto para su cosecha. La producción de frutas se va reduciendo conforme la planta envejece, por lo tanto es necesario la renovación de las plantaciones a partir de los tres años. Los sitios de producción de papaya se ubican principalmente en zonas de baja altura (menor a los 800 msnm), con temperaturas que oscilan entre los 25°C-36°C y una humedad relativa entre 75%-85%.
Durante la etapa poscosecha es común la aparición de pudriciones si la fruta no es tratada adecuadamente en campo, cosecha y transporte. La principal enfermedad que suele afectar a este cultivo es la antracnosis, provocada por el patógeno Colletotrichum gloeosporioides Penz. Es necesario acudir a distintos procedimientos de manejo tanto en campo como en poscosecha con el fin de evitar o retardar la aparición de esta enfermedad en los frutos para que estos arriben en óptimas condiciones al consumidor.
Las plantas de papaya producen frutas de tipo baya y de forma ovoide. Su forma varía según el sexo de la flor que da origen al fruto. Este puede alcanzar una longitud hasta de 50 cm y un peso de 10 kilogramos. La cáscara del fruto es cerosa y delgada, de color verde y con alto contenido de látex cuando se encuentra inmadura. Esta adquiere un color amarillo o naranja durante el proceso de maduración, mientras que la pulpa pasa de una coloración blanca verdosa de su estado inmaduro a amarillo rojiza y se vuelve aromática. Dentro de las frutas es posible encontrar semillas pequeñas y ovoides de coloración negra o gris, las cuales se encuentran unidas a la pulpa a través de un tejido blanquecino y fibroso.
El desarrollo vegetativo en papaya sucede desde la siembra hasta los 2 a 3 meses, donde se inicia el proceso de floración de esta. Se requieren de aproximadamente 130 a 150 días del cuaje de la flor hasta que el fruto adquiere la madurez suficiente para ser cosechado. La vida útil comercial de una planta es de 10 a 12 meses posteriores a la cosecha debido a una baja en el rendimiento y la limitación que resulta la altura del árbol al momento de la corta.
Métodos físicos, resistencia y uso de productos seguros para controlar la enfermedad.
Colletotrichum pertenece al género de hongos Ascomycetes, dentro de los cuales se ubican fitopatógenos de gran importancia producto del daño económico que pueden generar en diferentes cultivos de zonas tropicales, subtropicales y templadas. Este puede afectar diferentes órganos de la planta, como raíces, tallos, hojas, flores y frutos. Entre los cultivos afectados por esta enfermedad se mencionan mango, banano, papaya, cacao, café, cítricos, guanábana, uva y maracuyá.
A través de muchos años se han utilizado distintos fungicidas con el fin de combatir esta enfermedad, los cuales han mostrado diferentes grados de efectividad en su control. La principal desventaja de esta clase de sustancias es la posible presencia de residuos en las frutas, que puedan resultar peligrosos para la salud humana, lo cual depende del grado de biodegradación de sus partículas.
En la actualidad ha surgido la necesidad de buscar alternativas al uso de fungicidas en poscosecha, debido a la presión de los diferentes mercados en que se comercializan los productos frescos en donde se busca que estos se encuentren libres de residuos de plaguicidas. Una de ellas consiste en el uso de sustancias GRAS por sus siglas en inglés –Generally Regarded As Safe–, es decir sustancias que no se consideran dañinas para el consumidor, las cuales han sido empleadas de forma común en la industria alimentaria para preservar la integridad de los productos almacenados y recientemente han sido probados para el control de enfermedades poscosecha en diferentes frutas. Otra medida que se ha implementado es el uso de métodos físicos, como la aplicación de agua caliente con el objetivo de eliminar o reducir el inóculo del patógeno presente en la fruta y evitar así su deterioro.
Por otro lado el látex de papaya está formado por una mezcla en enzimas proteasas, glucosidasas, lipasas, chitinasas y azúcares simples, algunas de las cuales poseen efecto antimicrobiano que tienen la capacidad de reducir la germinación de esporas de C. gloeosporoides en condiciones in vitro. Al avanzar el proceso de maduración de la papaya el látex desaparece, perdiéndose la resistencia que aporta esta sustancia al ataque de enfermedades.
Otros factores que inducen la resistencia de frutos inmaduros a Colletotrichum son la inexistencia de condiciones nutricionales adecuadas en el hospedero que permitan un desarrollo adecuado del patógeno, un insuficiente potencial enzimático del hongo para la colonización del fruto y la producción de fitoalexinas como respuesta ante el ataque de la enfermedad. Las condiciones climáticas requeridas para la producción de conidios son una temperatura entre 25° C a 30° C y una humedad relativa superior a 70%. El hongo es capaz de sobrevivir en lesiones en las hojas, pecíolos desfoliados o senescentes, brácteas florales y frutos infectados.
Proceso de infección del hongo.
Su reproducción puede ser de forma sexual o asexual, siendo esta última la encarga de la dispersión del hongo. El estado imperfecto de Colletotrichum produce conidios unicelulares de aspecto hialino, cilíndricos o de forma recta o curva dentro de cuerpos fructíferos, que son conocidos como acérvulos. Se generan masas de conidios de color rosado sobre la superficie del acérvulo, que son dispersados principalmente por la acción de la lluvia. Otros vectores de diseminación lo conforman los insectos, semilleros contaminados o las personas involucradas en las labores del cultivo.
El estado perfecto del hongo es conocido como Glomerella cingulata. Este forma peritecios unicelulares que se presentan individuales o agregados, de color café a negro y con ascas con ocho ascosporas hialinas. Una baja proporción de las ascosporas de este estado resultan patogénicas. El proceso de infección de Colletotrichum al hospedero puede dividirse en varias etapas. Primero ocurre el establecimiento del conidio sobre la superficie vegetal, seguido por la germinación de este y la elongación del tubo germinativo. Posteriormente, ocurre la formación de un apresorio, el cual tiene la capacidad de penetrar a través de las células epidermales y se finaliza el proceso con la producción de acérvulos y la esporulación del hongo.
La formación del apresorio es característico de este género de hongos, permitiendo la entrada del patógeno a través de la cutícula. También se ha observado penetración a través de heridas o sin estas empleando el tubo germinativo. También se reporta en menor frecuencia el ingreso de apresorios por medio de cavidades estomáticas. Se requieren de aproximadamente 48 horas para que ocurra la germinación de los conidios sobre la cutícula de la fruta y de 72 horas para que suceda la penetración del patógeno a través de esta. A partir de 120 horas después de la inoculación, se puede observar la existencia de hifas en los tejidos del epicarpo y del mesocarpo. También se aprecia la formación de cavidades por debajo de las zonas afectadas por el patógeno, producto de la degradación de las paredes celulares. Luego de 8 días de inoculación, las diferentes capas celulares se encuentran invadidas por el hongo, acompañado de la generación de acervúlos.
Las infecciones de C. gloeosporioides ocurren principalmente en el campo durante el desarrollo de las frutas, que puede darse entre las cuatro a catorce semanas posteriores a la antesis floral. Estas se mantienen latentes, en forma de apresorio sin germinar hasta que el fruto entra en su fase climatérica, donde aparecen los síntomas de la enfermedad. Al avanzar la senescencia del fruto, se da la exudación de gotas de látex sobre la superficie de la fruta, las cuales favorecen al desarrollo de lesiones húmedas.
Las lesiones inicialmente son manchas pequeñas de aproximadamente 1 cm, que poseen una coloración rojiza y una apariencia seca. Estas se profundizan principalmente en los bordes, dejando levemente abultado al centro de la lesión. Generalmente las lesiones pueden agruparse, cubriendo grandes extensiones del fruto, sin embargo estas pueden prevalecer sin coalescerse con las otras. Las lesiones muestran un aspecto húmedo y suave si se agrupan, sino se observan de forma dura y seca cuando se encuentran individualmente.
La coloración de las lesiones es variable, desde café a negro. En ocasiones se presenta un halo de color café alrededor de la lesión o se conserva en este sitio el color original del fruto. El patógeno produce acérvulos de color naranja o rosado presentes en el área central de la lesión, que luego se oscurecen al madurar. La pulpa afectada se observa de un color grisáceo que luego se torna a color café al avanzar el daño.
El patógeno C. gloeosporioides puede provocar pudriciones en el pedúnculo de la fruta. Las infecciones se dan a través heridas o grietas ubicadas entre la pulpa y el pedúnculo de la fruta. También se han reportado otros géneros asociados a esta enfermedad dentro de los cuales se mencionan Botryodiplodia, Phomopsis, Fusarium, Alternaria, Stemphylium, y Mycosphaerella. Estos pueden invadir a la fruta en forma individual o en diferentes combinaciones de patógenos. Sin embargo, se vincula a C. gloeosporioides y P. caricae-papayae con severidades elevadas de daño peduncular al efectuarse inoculaciones en frutos de papaya.
La infección por el hongo Colletotrichum gloeosporioides causa lesiones húmedas, hundidas y con masas de conidios de color naranja.
La penetración directa de la cutícula por medio de apresorios ocurre alrededor de las 30 h después de inoculación.
A diferencia de la antracnosis, la mancha chocolate presenta únicamente síntomas a nivel de la cutícula de la fruta, que se desarrollan de manera superficial durante el progreso de la enfermedad. Por el contrario, las lesiones de antracnosis en papaya son capaces de profundizar hasta afectar el parénquima de la fruta, provocando ablandamiento de la pulpa y detrimento en su sabor.
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